Oficio y liturgia
La tradición del fuego
Una liturgia gastronómica heredada durante siglos
Hay palabras que resuenan continuamente en el Asador, repiqueteando en el fulgor de cada plato: añejo, moruno, churra (por la raza), cordero, cochinillo, brasas, orear, leña, encina.
Cuando uno accede pronto se percata de que está en la dimensión de las cosas tangibles: no hay promesas en Aurora, solo previsiones. Y todo acaba marchando según lo previsto. Fernando y Andrea, el padre y la hija. Un mismo oficio entre medias, una misma convicción: la de prolongar una liturgia gastronómica extendida durante siglos. La cocina castellana y el buen hacer desde Aranda del Duero y Salamanca a Valencia (ya casi 30 años desde que Fernando abrió). La calidez. El amor por lo que hace.
Las carnes y el poder de un horno de barro
Las carnes, de animales criados en libertad, hablan por sí solas. Chuletón, cochinillo, chuletillas… El horno de barro, al fondo del restaurante, se convierte en la parte central, todo gira a su alrededor, donde el fuego, y sus brasas, calmo o desatado según la exigencia, hace el resto. La victoria de la honestidad. Pizcas de felicidad en cada plato, ante cada carne. Así, exactamente igual que siempre.
«En el Asador Aurora traemos a Valencia desde 1987 las mejores carnes capaces de encontrar.
No falta el cochinillo ni la ternera de Salamanca, pero nuestra especialidad es el corderito lechal que traemos directamente de Aranda de Duero y asamos, como manda la tradición y el buen hacer castellano, exclusivamente con leña de encina en un gran horno moruno.
Los pimientos asados, los sesos rebozados, mollejas de corderito lechal, el foie gras, los escabeches de atún y de pintada y la morcilla de Burgos, la leche frita, la cuajada y las peras al vino… Una infinidad de entradas y de postres clásicos, siempre hechos en la casa, que junto con las carnes asadas le harán disfrutar de la mejor mesa castellana en Valencia.»
Fernando Rodríguez
